domingo, 20 de octubre de 2013

DESENGANCHATE DEL WhatsApp


Estar pendiente del móvil todo el rato para ver si han leído tu mensaje. Contener el aliento hasta que recibes una contestación. Observar con agobio la última hora a la que tu pareja se ha conectado. Síntomas de que eres un adicto a WhatsApp, o por lo menos que usas la aplicación de forma un poco obsesiva. La gente que padece este trastorno lo pasa mal, pero también hacen sufrir a su entorno. ¿Cuántas discusiones de pareja se habrán producido por el dichoso doble ‘check’? Imposible cuantificarlas. Descubre, en este practicograma, cómo son los pasos que tienes que seguir superar tu adicción a WhatsApp.


1 Aquí, ahora, ya mismo.

Lunes, 02.30h de la mañana. Apenas quedan seis horas para ir a trabajar. Suena el móvil, han llegado varios mensajes de WhatsApp. “¿Qué tal?” “¿Qué haces?” “¿Por qué no me contestas?” “¿Estás enfadado conmigo”? Y lo peor de todo no es que te hayan despertado. Lo más lamentable es que no si no contestas, de verdad van a creer que “estás enfadado”. Sin darte cuenta te has buscado un problema mientras dormías.

Así puede acabar siendo WhatsApp, una aplicación que permite enviar mensajes entre dispositivos móviles sin ningún coste. PERO TAMBIÉN SIN PENSAR DEMASIADO LAS CONSECUENCIAS DEL MISMO. Y es un ‘app’ que tiene mucho éxito. En España hay 10 millones de usuarios, en el mundo 1.300 millones. Entre todas estas personas se envían cerca de 11.500 mensajes por segundo.

Una implantación tan masiva puede derivar en un uso obsesivo de WhatsApp. En el peor de los casos se puede incluso llegar a la adicción. La gente que padece este trastorno lo pasa muy mal, pero también lo pasan mal las personas de su entorno. Para solucionar este problema hay que identificar los síntomas y cambiar la forma de usar el ‘app’.

2 Los síntomas de la adicción.

WhatsApp es una aplicación que puede generar adicción. Varios de los expertos entrevistados en este reportaje coinciden en esto. ¿Pero a partir de cuándo se puede hablar de un uso adictivo?

“Yo creo que es una adicción a partir del momento en el que recibes un WhatsApp y eso pasa a ser la prioridad número uno, el resto de tus actividades pasan a un segundo plano”, comenta Selva María Orejón, autora de varias publicaciones de comunicación online y directora ejecutiva de Onbranding.es. “Esto puede tener consecuencias en tu trabajo, en tus relaciones de pareja y en otras facetas de tu vida”.

Un uso excesivo de WhatsApp puede ser hasta peligroso. Selva llama la atención del riesgo que supone usar el 'app' mientras se conduce. Te puede costar un accidente y tres puntos de tu carné de conducir. Es arriesgado incluso mientras se camina. Hay ciudades de EE UU en las que está prohibido escribir con el móvil mientras se anda por la calle (‘WhatsApp: La Dependencia de un aliado diario’).

Esta es la lista de síntomas que indican que eres un adicto a WhatsApp, o por lo menos que haces un uso demasiado obsesivo de la aplicación:

-Estas pendiente todo el rato de recibir nuevos WhatsApp.
-Miras de forma obsesiva el ‘doble check’ para ver si se los mensajes enviados se han leído.
-Padeces el síndrome de las ‘vibraciones fantasma’.

3 “¿Por qué no me contesta?”.

Mirar el móvil sin parar ver si has recibido un nuevo WhatsApp. En el trabajo, en casa, en el cine, en la cama. En definitiva, estar ‘hiperconectado’. Este es uno de los síntomas más claros de que puedes ser un adicto a WhatsApp. Si esto se acompaña además de un sentimiento de desanimo por no haber recibido ningún mensaje, la adicción es aún más evidente.

“Un paciente me comentó un día que estaba teniendo problemas con un amigo”, relata Miguel Pedano, terapeuta del centro Psicología y Mediación. “Estaba agobiado porque le había escrito un WhatsApp y el otro no le contestaba”.

El psicólogo explica que en estas situaciones “se da a WhatsApp el mismo valor que se le da a una comunicación o relación cara a cara”. Y esto es algo malo e incorrecto. “Esta aplicación es una herramienta que en ningún caso refleja lo que soy como persona ni lo que para mí representa la otra persona”, sentencia Pedano.

4 El dichoso doble ‘check’.

Envías un WhatsApp. Esperas un rato. Si aparece el doble ‘check’ es que la otra persona ha leído tu mensaje. Pues no, no es así. Esto es falso. Los dos pequeños tics de color verde que se ven a la izquierda de lo que escribes sólo significan que tu mensaje se ha entregado. Nada más.

Este mal entendido es un clásico detonante de problemas y discusiones entre amigos, y sobre todo entre parejas. El cortometraje ‘Doble Check’ retrata la situación con ironía y realismo. Un chico que no se cree que su novia no leyerá el WhatsApp que le envió por la noche. Ella jura y perjura que no lo recibió, a lo que él contesta: “¡Pero si hizo doble ‘check’!”. Te adelantamos el final del corto: ella se cansa y rompe la relación.

Discutir por un asunto así es otro claro síntoma de que eres un adicto a WhatsApp. Parece que la compañía desarrolladora de la aplicación se hizo eco del asunto. Desmintió a través de su perfil de Twitter y de su página web que el doble ‘check’ quisiera decir que el mensaje se había leído.

5 El síndrome de la ‘vibración fantasma’.

La obsesión por recibir mensajes en WhatsApp puede hacer que sientas vibraciones de tu ‘smartphone’ que no existen. Esta es una de las conclusiones a las que llega un estudio publicado por la Sociedad Británica de Psicología. Estas ‘vibraciones fantasma’ vienen acompañadas de mucho estrés, que es más intenso cuantas más veces mires el móvil para ver si te ha llegado algún mensaje.

El Dr. Richard Balding, autor de la investigación, advierte de los riesgos que este síndrome supone, sobre todo en el trabajo. “Las empresas no pueden crecer si sus empleados están estresados”. Balding recomienda “animar a los trabajadores a apagar sus móviles para reducir su tentación a mirarlos” de forma compulsiva.

Aquí hay un problema añadido: los ‘smartphones’ están muy implantados en el día a día. Conseguir que alguien lo apague es (casi) una misión imposible. “La mitad de la población tiene adicción al móvil. Se ha convertido en una herramienta casi imprescindible para comunicarse”, explica el psicólogo Jose Antonio Molina, que ha participado en el estudio ‘Control de Movilemia’. Según este trabajo, el 55% de los españoles come con el móvil al lado, un tercio se lo lleva al baño y sólo un 25% lo apaga cuando mantiene relaciones con su pareja.

6 Supera tu adicción, y gana en calidad de vida.

“La disponibilidad y la conectividad de las personas es la base de su autoafirmación. Yo elijo con quién hablo y cuándo lo hago”. Son las palabras del psicólogo Pablo Viudes, memorízalas, son la clave para cambiar tu forma de usar WhatsApp.

Date el lujo de apagar el móvil cuando te apetezca. Y si no quieres desconectarlo, por lo menos permítete no contestar a los mensajes que te llegan. “Uno tiene que saber administrar su conectividad y su privacidad”, explica Viudes. “De lo contrario WhatsApp puede acabar vulnerando la intimidad”.

No entres al juego de dar explicaciones a una persona que se enfada contigo porque no le has contestado. Es problema suyo, no tuyo. Hacer lo contrario sólo empeorará el problema. “Cuando alguien contesta sin parar a todos los WhatsApp que recibe y no es capaz de postergar ese momento se genera un espacio de dependencia, no sólo suya, del resto de personas también”, advierte el psicólogo.

WhatsApp es una herramienta de comunicación, nada más. No debe sustituir los entornos humanos.

7 El juego seductor de WhatsApp.

¿Cuál es el éxito de WhatsApp? ¿Por qué engancha tanto a la gente? Es una aplicación gratuita que permite ahorrar mucho dinero en llamadas, eso seguro. Pero hay más. Para Francesc Núñez Mosteo, director del Grado de Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya la clave está en su “capacidad de enganche”

“Yo no creo que haya una adicción como tal a WhatsApp, yo hablaría más de una cierta dependencia emocional y social”, explica Francesc. La comunicación que se establece a través de esta aplicación tiene un valor añadido. No es igual que hablar cara a cara. “Interactúas en un espacio nuevo. Mientras esperas a que te contesten se potencia la imaginación y el deseo. Este gozo es parte del atractivo de WhatsApp”, comenta el profesor.

El poder de atracción de WhatsApp también tiene mucho que ver con lo que Núñez Mosteo llama “distancias artificiales”. Usa el siguiente ejemplo para explicar el concepto: “Puedes estar sentado en la misma mesa que otra persona en una gran cena, cada uno en una esquina. El hecho de que inicies una conversación por WhatsApp abre una nueva distancia en esa comunicación que antes no existía. Esto es algo que puede llegar a ser muy seductor”.

8 Configura WhatsApp para evitar problemas.

A lo mejor no eres tú el enganchado a WhatsApp. Puede que sean tus amigos, o tu pareja. En estos casos hay unos trucos que puedes poner en práctica para que no te atosiguen sin parar:

-Oculta la hora de tus mensajes de WhatsApp. Así nadie sabrá a qué hora los has enviado.
-Bloquea o elimina a las personas que no te aporten nada y que te escriban sin parar.
-Abandona los grupos de WhatsApp que ya no te interesen. De lo contrario sólo conseguirás agobiarte con mensajes innecesarios.
-Si es necesario, borra el historial de conversaciones de WhatsApp.
Foto: DESENGANCHATE DEL WhatsApp


Estar pendiente del móvil todo el rato para ver si han leído tu mensaje. Contener el aliento hasta que recibes una contestación. Observar con agobio la última hora a la que tu pareja se ha conectado. Síntomas de que eres un adicto a WhatsApp, o por lo menos que usas la aplicación de forma un poco obsesiva. La gente que padece este trastorno lo pasa mal, pero también hacen sufrir a su entorno. ¿Cuántas discusiones de pareja se habrán producido por el dichoso doble ‘check’? Imposible cuantificarlas. Descubre, en este practicograma, cómo son los pasos que tienes que seguir superar tu adicción a WhatsApp.


1 Aquí, ahora, ya mismo.

Lunes, 02.30h de la mañana. Apenas quedan seis horas para ir a trabajar. Suena el móvil, han llegado varios mensajes de WhatsApp. “¿Qué tal?” “¿Qué haces?” “¿Por qué no me contestas?” “¿Estás enfadado conmigo”? Y lo peor de todo no es que te hayan despertado. Lo más lamentable es que no si no contestas, de verdad van a creer que “estás enfadado”. Sin darte cuenta te has buscado un problema mientras dormías.

Así puede acabar siendo WhatsApp, una aplicación que permite enviar mensajes entre dispositivos móviles sin ningún coste. PERO TAMBIÉN SIN PENSAR DEMASIADO LAS CONSECUENCIAS DEL MISMO. Y es un ‘app’ que tiene mucho éxito. En España hay 10 millones de usuarios, en el mundo 1.300 millones. Entre todas estas personas se envían cerca de 11.500 mensajes por segundo.

Una implantación tan masiva puede derivar en un uso obsesivo de WhatsApp. En el peor de los casos se puede incluso llegar a la adicción. La gente que padece este trastorno lo pasa muy mal, pero también lo pasan mal las personas de su entorno. Para solucionar este problema hay que identificar los síntomas y cambiar la forma de usar el ‘app’.

2 Los síntomas de la adicción.

WhatsApp es una aplicación que puede generar adicción. Varios de los expertos entrevistados en este reportaje coinciden en esto. ¿Pero a partir de cuándo se puede hablar de un uso adictivo?

“Yo creo que es una adicción a partir del momento en el que recibes un WhatsApp y eso pasa a ser la prioridad número uno, el resto de tus actividades pasan a un segundo plano”, comenta Selva María Orejón, autora de varias publicaciones de comunicación online y directora ejecutiva de Onbranding.es. “Esto puede tener consecuencias en tu trabajo, en tus relaciones de pareja y en otras facetas de tu vida”.

Un uso excesivo de WhatsApp puede ser hasta peligroso. Selva llama la atención del riesgo que supone usar el 'app' mientras se conduce. Te puede costar un accidente y tres puntos de tu carné de conducir. Es arriesgado incluso mientras se camina. Hay ciudades de EE UU en las que está prohibido escribir con el móvil mientras se anda por la calle (‘WhatsApp: La Dependencia de un aliado diario’).

Esta es la lista de síntomas que indican que eres un adicto a WhatsApp, o por lo menos que haces un uso demasiado obsesivo de la aplicación:

-Estas pendiente todo el rato de recibir nuevos WhatsApp.
-Miras de forma obsesiva el ‘doble check’ para ver si se los mensajes enviados se han leído.
-Padeces el síndrome de las ‘vibraciones fantasma’.

3 “¿Por qué no me contesta?”.

Mirar el móvil sin parar ver si has recibido un nuevo WhatsApp. En el trabajo, en casa, en el cine, en la cama. En definitiva, estar ‘hiperconectado’. Este es uno de los síntomas más claros de que puedes ser un adicto a WhatsApp. Si esto se acompaña además de un sentimiento de desanimo por no haber recibido ningún mensaje, la adicción es aún más evidente.

“Un paciente me comentó un día que estaba teniendo problemas con un amigo”, relata Miguel Pedano, terapeuta del centro Psicología y Mediación. “Estaba agobiado porque le había escrito un WhatsApp y el otro no le contestaba”.

El psicólogo explica que en estas situaciones “se da a WhatsApp el mismo valor que se le da a una comunicación o relación cara a cara”. Y esto es algo malo e incorrecto. “Esta aplicación es una herramienta que en ningún caso refleja lo que soy como persona ni lo que para mí representa la otra persona”, sentencia Pedano.

4 El dichoso doble ‘check’.

Envías un WhatsApp. Esperas un rato. Si aparece el doble ‘check’ es que la otra persona ha leído tu mensaje. Pues no, no es así. Esto es falso. Los dos pequeños tics de color verde que se ven a la izquierda de lo que escribes sólo significan que tu mensaje se ha entregado. Nada más.

Este mal entendido es un clásico detonante de problemas y discusiones entre amigos, y sobre todo entre parejas. El cortometraje ‘Doble Check’ retrata la situación con ironía y realismo. Un chico que no se cree que su novia no leyerá el WhatsApp que le envió por la noche. Ella jura y perjura que no lo recibió, a lo que él contesta: “¡Pero si hizo doble ‘check’!”. Te adelantamos el final del corto: ella se cansa y rompe la relación.

Discutir por un asunto así es otro claro síntoma de que eres un adicto a WhatsApp. Parece que la compañía desarrolladora de la aplicación se hizo eco del asunto. Desmintió a través de su perfil de Twitter y de su página web que el doble ‘check’ quisiera decir que el mensaje se había leído.

5 El síndrome de la ‘vibración fantasma’.

La obsesión por recibir mensajes en WhatsApp puede hacer que sientas vibraciones de tu ‘smartphone’ que no existen. Esta es una de las conclusiones a las que llega un estudio publicado por la Sociedad Británica de Psicología. Estas ‘vibraciones fantasma’ vienen acompañadas de mucho estrés, que es más intenso cuantas más veces mires el móvil para ver si te ha llegado algún mensaje.

El Dr. Richard Balding, autor de la investigación, advierte de los riesgos que este síndrome supone, sobre todo en el trabajo. “Las empresas no pueden crecer si sus empleados están estresados”. Balding recomienda “animar a los trabajadores a apagar sus móviles para reducir su tentación a mirarlos” de forma compulsiva.

Aquí hay un problema añadido: los ‘smartphones’ están muy implantados en el día a día. Conseguir que alguien lo apague es (casi) una misión imposible. “La mitad de la población tiene adicción al móvil. Se ha convertido en una herramienta casi imprescindible para comunicarse”, explica el psicólogo Jose Antonio Molina, que ha participado en el estudio ‘Control de Movilemia’. Según este trabajo, el 55% de los españoles come con el móvil al lado, un tercio se lo lleva al baño y sólo un 25% lo apaga cuando mantiene relaciones con su pareja.

6 Supera tu adicción, y gana en calidad de vida.

“La disponibilidad y la conectividad de las personas es la base de su autoafirmación. Yo elijo con quién hablo y cuándo lo hago”. Son las palabras del psicólogo Pablo Viudes, memorízalas, son la clave para cambiar tu forma de usar WhatsApp.

Date el lujo de apagar el móvil cuando te apetezca. Y si no quieres desconectarlo, por lo menos permítete no contestar a los mensajes que te llegan. “Uno tiene que saber administrar su conectividad y su privacidad”, explica Viudes. “De lo contrario WhatsApp puede acabar vulnerando la intimidad”.

No entres al juego de dar explicaciones a una persona que se enfada contigo porque no le has contestado. Es problema suyo, no tuyo. Hacer lo contrario sólo empeorará el problema. “Cuando alguien contesta sin parar a todos los WhatsApp que recibe y no es capaz de postergar ese momento se genera un espacio de dependencia, no sólo suya, del resto de personas también”, advierte el psicólogo.

WhatsApp es una herramienta de comunicación, nada más. No debe sustituir los entornos humanos.

7 El juego seductor de WhatsApp.

¿Cuál es el éxito de WhatsApp? ¿Por qué engancha tanto a la gente? Es una aplicación gratuita que permite ahorrar mucho dinero en llamadas, eso seguro. Pero hay más. Para Francesc Núñez Mosteo, director del Grado de Humanidades de la Universidad Oberta de Catalunya la clave está en su “capacidad de enganche”

“Yo no creo que haya una adicción como tal a WhatsApp, yo hablaría más de una cierta dependencia emocional y social”, explica Francesc. La comunicación que se establece a través de esta aplicación tiene un valor añadido. No es igual que hablar cara a cara. “Interactúas en un espacio nuevo. Mientras esperas a que te contesten se potencia la imaginación y el deseo. Este gozo es parte del atractivo de WhatsApp”, comenta el profesor.

El poder de atracción de WhatsApp también tiene mucho que ver con lo que Núñez Mosteo llama “distancias artificiales”. Usa el siguiente ejemplo para explicar el concepto: “Puedes estar sentado en la misma mesa que otra persona en una gran cena, cada uno en una esquina. El hecho de que inicies una conversación por WhatsApp abre una nueva distancia en esa comunicación que antes no existía. Esto es algo que puede llegar a ser muy seductor”.

8 Configura WhatsApp para evitar problemas.

A lo mejor no eres tú el enganchado a WhatsApp. Puede que sean tus amigos, o tu pareja. En estos casos hay unos trucos que puedes poner en práctica para que no te atosiguen sin parar:

-Oculta la hora de tus mensajes de WhatsApp. Así nadie sabrá a qué hora los has enviado.
-Bloquea o elimina a las personas que no te aporten nada y que te escriban sin parar.
-Abandona los grupos de WhatsApp que ya no te interesen. De lo contrario sólo conseguirás agobiarte con mensajes innecesarios.
-Si es necesario, borra el historial de conversaciones de WhatsApp.

sábado, 19 de octubre de 2013

BULLYING - ACOSO ESCOLAR ¿QUÉ HACER?

Bullying - acoso escolar ¿Qué hacer?

Al empezar el curso muchas veces los padres empezamos a detectar en nuestros hijos conductas de aislamiento, irritación, lloros o bajo estado de ánimo que denotan que nuestros hijos pueden estar sufriendo algún tipo de acoso, muchas veces llevado llevado en silencio o con miedo a comunicarlo a los padres y profesores.
Existen diferentes tipos de acoso dependiendo de la situación y ambiente en el que se genera. En el entorno escolar se puede presentar en dos formas:
  1. Directo: Es la forma más común entre los niños y adolescentes; se traduce en peleas, agresiones físicas e incluso palizas.
  2. Indirecto o psicológico: Se caracteriza por pretender el aislamiento social del agredido, mediante la propagación de difamaciones, amenazas o críticas que aluden a rasgos o limitaciones físicas, además del chantaje.
Con el uso de nuevas tecnologías, los niños pueden ser agredidos a través de mensajes vía SMS, w app, el cyberacoso o cyberbullying, o ser exhibidos en internet mediante fotos de móvil o grabaciones colgadas en youtube cuando son objetos de burlas o agresiones físicas.

Este tipo de conducta suele presentarse en ausencia de adultos, lo que dificulta su detección. No obstante, el apoyo de profesores, directivos y padres de familia es indispensable para encontrar una solución lo antes posible.

Las consecuencias

Los niños o jóvenes que son intimidados experimentan un sufrimiento real, que puede interferir en su desarrollo social y emocional, así como en su rendimiento escolar.

Además, éstos comienzan a perder bienes materiales o piden más dinero a sus padres para cubrir los chantajes del agresor. En los casos más severos, advierten los expertos, presentan moretones o agresiones evidentes en la cara y el cuerpo.

Los agresores a menudo eligen niños pasivos, que se intimidan con facilidad o que tienen pocos amigos. Las víctimas también pueden ser menores que sus agresores, por lo que es difícil que se puedan defender.

Además, la situación se agrava cuando los afectados les ocultan el problema a los adultos con los que conviven, como sus padres o profesores. Algunas medidas para prevenir y atacar este problema, son:

1. No le pidas a tu hijo que resuelva solo el problema y mucho menos con violencia, porque esto, lejos de solucionar el problema, puede ocasionar más estrés en los niños o adolescentes. Fomenta valores como responsabilidad, solidaridad, entre otros, con tus hijos.
2. Evita que en casa haya gritos, golpes o insultos, recuerda que los niños son un reflejo de los que viven en casa.
3. Enseña a tus hijos a controlar sus emociones e impulsos.
4. Determina límites en su conducta.
5. Relaciónate y conoce a los amigos de tus hijos.
6. Enseña a tu hijo a reconocer sus errores y a pedir disculpas si es necesario. Si comprobaste que tu hijo es un acosador, no ignores la situación porque seguramente se agravará, calmadamente busca la forma de ayudarlo.
7. Cuando se detecta un caso de bullying, los padres del niño o adolescente deben trabajar conjuntamente con la escuela para resolver el problema de una forma inmediata.
8. Habla con los profesores, pídeles ayuda y escucha todas las críticas que te den sobre tu hijo. Mantente informado de cómo la escuela está tratando el caso y los resultados que se están obteniendo.
9. Nunca dejes de demostrarle amor a tu hijo, pero también debes hacerle saber que no permitirás esas conductas agresivas e intimidatorias; además, deja muy claras las medidas que se tomarán a causa de su comportamiento.
10. Si efectivamente comprobaste que lo están acosando, mantén la calma y no demuestres preocupación, el niño tiene que ver en tu rostro determinación y positivismo.

domingo, 13 de octubre de 2013

10 tips para evitar infidelidad en parejas

Por: Laura Martínez Última actualización: 20-04-2013
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Diez conse para evitar infidelidad en parejas

Por: L. Martínez
Los expertos aseguran que hay tantos motivos para que se detone la infidelidad en parejas, como hombres y mujeres hay en el planeta. Esto es verdad desde el punto de vista de la diversidad, por los temores y las inseguridades que experimenta cada ser humano que enfrenta el compromiso de sostener “para siempre” una relación afectiva.

El “amor eterno”, la pareja para toda la vida o la convivencia hasta que la muerte los separe, suelen ser demasiado compromiso para muchas personas que buscan excusas y maneras de escapar de tales presiones; sin embargo, dicen los expertos que es posible prevenir una infidelidad con estos consejos:

1.-Ser abiertos: La sinceridad es la clave para evitar aventuras. Comparte cualquier tentación con tu pareja y acuerden apoyarse mutuamente.

2.-Permanecer unidos: Construyan y mantengan la intimidad emocional y sexual en su relación. Cuanto más cercanos se sientan, más fuerte será su relación. Hagan de su vida un bastión invulnerable a la influencia de extraños. Esto no quiere decir convertirse en seres aislados del mundo, sino seguros y fortalecidos en su decisión de estar juntos.

3.-  No caigan en la complacencia o satisfacción personal. Todo el mundo es vulnerable a la tentación. Reflexionen juntos sobre los motivos por los cuáles se sintieron atraídos al comienzo de la relación y descubrirán que esos valores permanecen intactos con el paso del tiempo.

4.- Estar alertas: Si notas que te sientes atraído(a) por alguien, toma medidas para evitar acercarte más a esa persona y evitar lainfidelidad en parejas.

5.- Saber comportarse: Si te describes como una persona seductora a quien le gusta el flirteo, recuerda: no hagas aquello que no te gustaría que te hicieran.


6.- Procura mantenerte físicamente atractivo(a) para ti y tu pareja: Una buena apariencia ayudará a mantener viva la pasión.

7.- Ofrece a tu pareja contención emocional y seguridad afectiva:  Propónganse al menos una vez por semana tener un detalle para con él/ella: una cena romántica, una flor, un dulce, pueden obrar milagros en el arduo camino de la cotidianeidad.

8.- Hazle saber a tu compañero(a) que la intimidad y el sexo son importantes: Ábrete a la experiencia de nuevas sensaciones con tu pareja renovando constantemente el placer del sexo compartido. Si deseas ser un/una excelente amante, no dudes en buscar ayuda profesional y dedicar tiempo a conocer los intereses y gustos de tu pareja aprendiendo juntos.

9.- Conserva la honestidad y el respetoHay ciertas fronteras que una vez traspasadas resulta imposible dar marcha atrás. Se cariñoso(a), cortés y respetuoso y obtendrás lo mismo.

10.- Dedica tiempo para escuchar a la pareja: Comuníquense con sinceridad y afecto. Recuerden juntos los buenos momentos compartidos y el motivo por el cuál emprendieron unidos el camino del amor. Renueven sus votos de amor y cuidados.

La infidelidad en pareja se puede evitar y ser feliz toda la vida, o todo el tiempo que decidan estar juntos, lo importante es que nunca dejen que la monotonía llegue a su vida, existen más de mil cosas nuevas por hacer, lo importante es actuar.

Educar a Fuego Lento

12/10/2013
 Educar es mucho más importante que cocinar un buen plato para una comida.  Estamos trabajando con personas y no con alimentos o materia primer, pero el título viene al caso porque, para cocinar un buen plato se requieren características personales en los cocineros o cocineras que suelen coincidir con los de ser una buena madre, padre o educador.
 Se requiere contar con los ingredientes fundamentales: 
COMUNICACIÓN, AMOR, COMPRENSIÓN, AFECTO Y SINTONÍA CON NUESTRO HIJO O HIJA (esto último a veces cosa difícil por su carácter o por su personalidad)
También requeriremos de un fuego adecuado, un AMBIENTE modulador que nos ayude en ello. 
Y sobre todo adquirir una serie de cualidades como:
TEMPLANZA, PACIENCIA, CONSTANCIA Y COHERENCIA. "el fuego lento y paciente de un buen cocido" "el orden de cocción de los distintos ingredientes de forma adecuada"
 Todo ello nos dará como resultado un BUEN GUISO, o a lo que vamos, UNA BUENA EDUCACIÓN. 
Generalmente, los padres ponemos los ingredientes necesarios: premiamos,  elogiamos, castigamos, no hacemos caso, con lo cual tenemos una oportunidad si el carácter de nuestro hijo ayuda,  de que las cosas salgan lo mejor posible. Otras veces topamos con la personalidad de nuestro hijo, y quizás debamos "poner un poco más de sal, más aceite, especias o bien todo lo contrario". Ahí está el truco del educar. Todos sabemos que ingredientes son necesarios para educar pero no solemos aplicarlos adecuadamente, cuando toca, en la proporción que toca, en su medida justa para que todo "cocinado lentamente y con paciencia" de como resultado unos hijos responsables, con autoestima, orgullosos de sus padres y con un rendimiento académico y social adecuado. 
Como toda ama de casa sabe, a cocinar se aprende, al igual que a  educar Los padres y madres aprendemos de lo que hemos visto que hacían nuestros padres y madres, luego de lo que veíamos en nuestro entorno. Nuestra madre podía ser una buena cocinera o no. El problema es que los tiempos han cambiado: cambios sociales: más tiempo trabajando o fuera de casa, cambios tecnológicos: televisión, DVD, video-consolas, ordenadores e internet, jugar más en casa que en la calle, fijarnos o recibir más información por TV o internet que de las palabras de padres o profesores. ¡Buf! con todo ello nos preguntamos:  
¿Nuestra madre no tendría que cambiar la forma de cocinar? 
Alimentos congelados, microondas, vitrocerámica, recipientes de plástico, servilletas de papel...
 Como probablemente responderán:   SÍ, CLARO
    Entonces, porque nos emperramos en educar como lo hacían nuestros abuelos y padres.  Han cambiado muchas cosas, con lo cual también tenemos que cambiar la forma de educar. APRENDER A EDUCAR MEJOR. 
Afortunadamente, tenemos medios y tecnología de la información que nos puede facilitar la labor: libros, revistas, webs especializadas, cursos de escuelas de padres, profesionales de la educación, psicólogos que pueden ayudarnos en esa tarea. 
Para aprender a cocinar, compraremos libros de recetas, revistas, veremos el programa de Karlos Arguiñano, nos apuntaremos a un cursillo de cocina en la asociación de vecinos. Muy bien, pues quizás sería interesante empezar a dejar la educación, impulsiva, sin pensar, el castigo como único modulador de "buena conducta" y leer  o apuntarnos a una escuela de padres que pueda enseñarnos esas "recetas para educar" que puedan dar como resultados una mejor educación de nuestros hijos e hijas.
 De ahí el objeto de este artículo. Animar a padres y madres a asistir a cursillos, escuelas de padres, ver programas educativos, leer más para hacerlo mejor. Ánimo es una labor ardua pero muy gratificante. ¡Así, que adelante! 
                                                 AUTOR: FERRAN MARTÍNEZ GOMEZ *
Psicólogo Especialista en Psicología Clínica
Director de Capsel Psicología en Castellón

martes, 8 de octubre de 2013

Temblores en las costas de Castellón, crean estrés postraumático en la población

martes, 1 de octubre de 2013

EDUCAR: AMOR + LÍMITES + NORMAS + COHERENCIA

Father son ocean
No existen fórmulas infalibles ni recetas magistraless que nos indiquen cómo criar a nuestros hijos, sin embargo una combinación de amor incondicional y confianza en ellos junto con pautas claras y límites que consideremos necesarios puede ayudarnos a encaminarnos en la fascinante y difícil tarea de educar a nuestros hijos.
El establecimiento de normas y pautas subyace a cualquier grupo social ya sea una familia, un trabajo, un club, una nación o cualquier grupo organizado de personas.
En el caso de una familia, somos los adultos a cargo de los niños los que tenemos que consensuar la dirección de la crianza que queremos para nuestros hijos; la escala de valores que les transmitiremos; a qué, cuándo y cómo pondremos límites y qué pautas son necesarias para convivir, crecer e ir formándose como “buenas personas”.
En ningún sentido, el seguimiento de normas, pautas y rutinas en una familia debe ser entendido como una educación basada en disciplina rigurosa y autoritarismo. Por el contrario, ejercer autoridad e ir determinando límites y pautas de convivencia en  nuestros hijos es ir señalizando el camino que los adultos consideramos el mejor. Con el tiempo y a medida que crezcan, ese ser irá regulando sus acciones y conductas a partir de lo que ha vivido de pequeño, respetando los valores de sus padres o alterándolos según su propia forma de pensar pero es importante que de niño haya sentido equilibrio y coherencia en las normas que pautaron su crianza así como en los comportamientos de sus padres.
A menudo se escuchan discusiones entre los padres por haberse sentido uno de ellos desautorizado frente a alguna observación hecha al niño o simplemente no apoyado en esta por el otro. Más allá de que los adultos no tenemos por qué estar de acuerdo en un cien por ciento en las decisiones que toma nuestra pareja en lo que respecta a límites o permisos, es fundamental que los niños vean que mamá y papá se apoyan y complementan en sus decisiones.
Por ejemplo, si el padre regaña al niño por una conducta inadecuada, no debería la madre condescenderlo y minimizar la situación. De la misma manera, si la madre ha acostumbrado a sus hijos a seguir una rutina en la mesa o a la hora de dormir y los niños están al cuidado del papá por alguna situación en especial, el padre no debe pasar esta por alto como si fuera una picardía “aprovechando que mamá no está”.
Lo cierto es que los tiempos cambiaron y, afortunadamente, los niños nos expresan sus sentimientos, pensamientos, emociones, sus conformidades y disconformidades ante alguna decisión nuestra como el horario de irse a dormir y la cantidad de horas permitidas para mirar TV. Y está muy bien que se manifiesten , así como también está muy bien que los padres tengamos la última palabra.
Es que poner “límites” ya no se trata de imponer sino de explicar con ternura, conteniendo- en todo el sentido de la palabra- las pautas o reglas familiares que consideramos importantes.
No podemos dejar de lado que los chicos deben comprender y conocer el significado e importancia de cada una de esas normas para su familia, lo cual no necesariamente se repita en la casa de sus amigos y conocidos. De este modo las reglas se convierten en una extensión de la identidad propia de cada grupo familiar en vez de ser consideradas como formas arbitrarias, impuestas y carentes de sentido.